“La transformación de la relación mercantil en una cosa de “fantasmal objetividad” no puede, pues detenerse con la conversión de todos los objetos de la necesidad en mercancías. Sino que imprime su estructura a toda la conciencia del hombre: sus cualidades y capacidades dejan ya de enlazarse en la unidad orgánica de la persona y aparecen como “cosas” que el hombre “posee” y “enajena” exactamente iguales que los diversos objetos del mundo externo. Y, como es natural, no hay ninguna forma de relaciones entre los hombres, ninguna posibilidad humana de dar vigencia a las “propiedades” psíquicas y físicas que no quede crecientemente sometida a esa forma de objetividad”. (Lukács, Historia y conciencia de clase)

En los años 20 y sin proponérselo -en un ejercicio cuasi de ciencia ficción-, Luckács “realiza” una aguda crítica a lo que aún no existía y luego iba a ser conocido como curriculum vitae. La verdad es que no hay mucho más que agregar. Si llegaron acá después de leer un artículo, ustedes sabrán juzgar por sus propios medios los méritos y falencias del mismo. Si quieren saber quién soy, les recomiendo lean lo que escribo. Ahí van a encontrar algo mucho mejor, algo real: lo que estoy siendo. Esto es La Isla: no les vamos a vender nada y no vamos a pretender ser nada. Así que, queridxs lectores, suspiren aliviadxs.