Si el árbol es regado con el mismo pantano lo traga la tierra En el hambre llovido no hay techo de chapa que no grite Si las manos se raspan con el mismo fusil no saben de heridas El abrazo arrojado desde la sangre de un avión permanece todavía en el Río Si el tiempo es de ojo ciego no sabe llorar por la memoria La calle oscura donde nos perseguía la sombra tenía olor a verde rancio Si la voz se nos opaca que lleguen los pañuelos blancos para limpiarnos los labios