Mi Vecina Rusa

He venido para explicaros una mañana
Mantened por favor los perros en calma
Miradla dormir
Cultiva su sueño
Como cultivaría arroz
Hay ternura
En la prudencia de su temblor
En su actitud de efigie a punto de quebrarse
Ahora que todo yace en fila
Y el cuerpo se esfuerza en perdurar.
Dar la espalda al horror exige una disciplina férrea:
Observar los pies en sus zapatillas
Desayunar café de malta con galletas
Aplazar otro entierro
Dar al perro el sosiego de la inmovilidad
Esos paréntesis.
Las Otras Alejandras

Esto que lees
No es más que el parpadeo del cansancio
Mirando altivo la luz
Para no mirar como miró Alejandra
El silencio que cabe en 50 pastillas de Seconal
Esto es un poema
Uno que apenas está empezando
Una cocina de asilo y gelatinas
Con su pájaro encendido de utilidad cero
Pequeño homenaje a las otras Alejandras
Una luz tan blanca
Que no significa nada.
La carretera

Hoy la realidad vino a verme con sus dos manos izquierdas
su cara tenía las arrugas
que tienen algunos árboles por la noche.

En algún lado sé quien soy
y estoy llegando
no tengo nada importante que decir
excepto que la carretera me pareció distinta
quizá porque llovía
y miré por la ventana
y algo planeaba contra el gris de las nubes
Y la realidad
Solo es el segundo plato de un menú de carretera.
Me vi ajustándome el abrigo
Debajo
Mi cuerpo era una estatua a expensas de todo
Y seguro esta carretera es la misma
esta intemperie la misma
Con sus incógnitas a ambos lados
La misma realidad diciéndome:
En algún lugar sé quien eres.

Ilustraciones: Carlos Daniel Lescano. (https://www.instagram.com/carloslcdc/)