Intimidad
Cuando bajó del colectivo sintió la mirada en su nuca. Pero no se dio vuelta. Mientras caminaba rápido acomodó la bufanda alrededor del cuello y pensó en las tres cuadras que tenía que caminar para llegar a su casa. Oscuras por los árboles frondosos y la escasa luz. Y si camino hacia la avenida y doy la vuelta, es más largo pero tiene más luz. No, mejor directo a casa. Metió la mano hasta el fondo de la cartera buscando las llaves. No las encontró. Las habría dejado en la repisa del estudio, no, se acordó que las había puesto en el bolsillo externo de la campera. Tanteó. Sí. Acá están. El hombre parecía haber acompasado sus pasos a los de ella. Debe estar más o menos a dos metros de distancia. El semáforo de la avenida les da paso, no los detiene. Faltan dos cuadras largas. Y si camino despacio y lo dejo que me pase. Empezó a tener calor. No me atrevo a bajar el ritmo y si él hace lo mismo. Se decidió a caminar más lento. Pero no tanto más lento. Que no sea tan evidente que estoy caminando más despacio. El hombre siguió al mismo ritmo y se le fue acercando hasta ponerse a la par. Ya faltaba sólo una cuadra. Pero está casi al lado mío. Ni miro. Sigo derecha al mismo ritmo. Con la mano en el bolsillo prepara la llave de la puerta de entrada. Y si me empuja y se mete conmigo adentro. Ahora falta media cuadra. Es una eternidad. Durante un minuto caminaron juntos. El corazón me bombea rápido y empiezo a transpirar. Caminamos al mismo ritmo. Uno al lado del otro hasta que él se despegó y empezó a pasarla lentamente. Se fue distanciando muy de a poco. Se dio vuelta y me sonrío y baje la vista. Ya estaba en la puerta de su casa. Giro y puso la llave. Empujó y entró. Miro al hombre a través del vidrio. Se alejaba, desprendido definitivamente. Ya casi olvidado de esos íntimos momentos intensamente compartidos.
Muy bueno, imposible no verse reflejada.
Que interesante este breve relato.. a quien de nosotrxs no nos ha pasado algo así.. Intimidad – flashes de la ciudad… muy buen título!
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