Gira el cuerpo sobre sus piernas acurrucadas. La frazada se ha ido deslizando dejándole afuera el brazo izquierdo. Siente en el codo un frío intenso que le está llegando al cuello. Trata de moverse para estirar la frazada y descubre que su mano derecha está aún dormida.
A medida que va abandonando la pesadilla trata de recordar para qué se tiene que levantar. Se mezclan la respiración agitada de su corrida por aquel monte con un pizarrón negro. Y ese enorme animal manchado de marrones distintos la persigue por un bosque donde ulula el viento y está cayendo una negra noche sin luna. Su memoria escurridiza intenta recordar sobre qué tema tenía que dar clase hoy. Durante unos segundos su mente parece jugar a decidir con qué se queda. Como una tómbola loca se sucede su jadeo entrecortado en la noche sin luna con un pizarrón todavía vacío. Y es ahí, en esa indecisión, cuando el animal aprovecha para echarle su aliento caliente y apestoso en la cara y la obliga a esconder la cabeza debajo de la almohada, Con los ojos apretados y agotada por el esfuerzo resopla ya al fin de este lado de la vigilia. La nebulosa se va despejando y entonces el pizarrón termina ganando la partida. No porque ya esté en condiciones de elegir sino porque ella se está despertando. Y las pesadillas se desvanecen como la niebla con el sol.
Sí, ya está despierta y su mano derecha recién consigue responder tirando de la frazada que le cubre con calidez ese codo helado. Vuelve a apretujarse debajo de las cobijas y lucha por dormirse de nuevo. ¿Para qué me tengo que levantar?, nuevamente trata de recordar. Respira profundo. Inhala. Exhala. “Para dormir de nuevo tengo que borrar los pensamientos. ¿Cómo?
… Ahhh … sí ya sé!… El tema que me toca hoy es la industria en el primer gobierno de Perón, al fin se acuerda. Inhala. Exhala. Ahora se le viene a la cabeza la cara sobradora de Cáceres que todas las clases pregunta para que le va a servir en una agencia de publicidad saber lo que ella intenta enseñarles. Inhala. Exhala.
Por fin el pizarrón negro ya ha ganado totalmente la partida. Aún con los ojos cerrados, muy concentrada piensa en qué pantalón se va a poner. Porque el negro está sin lavar, el jean muy deslucido y el gris estará ya seco en el tender. “En todo caso lo doblo bien y mientras desayuno me siento encima para terminar de secarlo y a la vez plancharlo un poco”piensa ya con los ojos abiertos.
Por la persiana se filtra una luz rojiza que le dice que hay sol. La camisa blanca está planchada porque ayer estuvo Betty que planchó. Estará en la silla, no recuerda haberla guardado. Gira de costado para llegar a la posición fetal. Apretujada en si misma saca primero la pierna derecha y luego se incorpora y con los ojos nuevamente cerrados estira el brazo tanteando la perilla del velador. La presiona y la luz penetra sus pestañas entrecerradas, mientras su pie izquierdo acaricia sin querer el lomo de Masha que ronronea feliz cuando la ve salir de la cama.
Me senti identificada Noe!!!! Jajja gracias x compartir! Hermoso.
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