1. Lo primero y más fundamental a la hora de analizar los resultados de las PASO, es partir de la premisa “la gente no es pelotuda”, no vota a Milei por que no caza un fulbo ni tampoco se le escapa que las PASO definen bastante poco. De hecho, luego del fracaso del gobierno del Altivio Fernandez y anteriormente del de Miauricio, es bastante lógico que un candidato que se diferencia de ambos bajo un discurso de linchamiento de la “casta” política tenga un buen desempeño. Así como no es boluda, la “gente” no tiene porque ser especialista en política ni mucho menos en economía. Como venimos de dos gobiernos completamente desprestigiados, es bastante lógico que opten por propuestas de un carácter económico mucho más radical. Si bien se podría contrargumentar respecto a la similitud entre las propuestas económicas de Milei y de Juntos por el Cambio, dado que uno saco 30 puntos y los otros dos 28, sería menester caracterizar las diferencias entre los votantes de una y otra fuerza. La tesis es que el voto a Juntos por el Cambio es un voto mucho más “ideologizado”, mientras el del “horrible monstruo con peluca” expresa un disgusto generalizado con todo y con todos. Por eso no es casual el que vuelvan a insertar la consigna del “que se vayan todos”. Lo interesante sigue siendo preguntarse por qué la consigna del 2001 que, aunque relativamente abierta, expresaba un universo más de izquierda en aquel contexto de “piquete y cacerola, la lucha es una sola”, ahora es recuperada —exitosamente— por la ultraderecha. Esta es la cuestión clave.
  2. La población no se volcó ni es mayoritariamente de derecha, sino que vive para el culo, la atienden para el orto en el hospital, la chorean en la parada del bondi, se la pasa laburando y gana dos pesos (recientemente devaluados): básicamente expresa un voto que busca responsables en las dos alternativas políticas que gobernaron los últimos ocho años. Lo cual es completamente lógico ¿o no se supone que votamos cada dos años para que gobiernen el país de acuerdo a nuestras convicciones/intereses? ¿Por qué a la hora de buscar responsables el saco no le cabría a la casta política? Los que se llenan la boca hablando de la política como el motor de transformación del país y el mejoramiento de la vida de las mayorías no deberían estar para nada sorprendidos con estos resultados.
  3. Cuando Milei ataca la lógica de la justicia social y la noción de que detrás de una necesidad hay un derecho, qué es lo que realmente está atacando. O, mejor dicho, cuál es la interpretación que hacen sus votantes. Bajo el contexto de el ataque a la “casta”, interpretan el mensaje en función de a quién está atacando, es decir, a todos y todas aquelles que se la pasan hablando de justicia social y “más y mejores derechos”. No interpretan la consigna en el vacío sino, lógicamente, en su contexto y bajo el imperio de sus enunciadores. Sino fuese así, el impacto de las diatribas del ultraderechista no tendría fuerza alguna, sería como criticar a un fantasma porque es justamente ahí donde está el punto: ¿de qué justicia social le van a hablar a una familia que vive en una choza precaria en algún lugar del conurbano bonaerense? ¿de qué derechos a una empleada doméstica en negro que se levanta a las cinco de la mañana para ir a laburar y ruega que el bondi venga rápido así tiene menos chance de que le roben o de tener quilombos con el patrón si llega tarde? ¿qué futuro le van a vender a una pareja que opto por “hijos de cuatro patas”, dado el sombrío presente y oscuro futuro por venir?
  4. La conjunción entre el discurso de la casta y el ataque a la justicia social da en el blanco porque, casualmente, aquellos que hablan de más derechos, de “derecho al futuro” o de “derechos o derecha” son la definición de privilegiados: blancos, rubios, de ojos celestes, de excelsa educación y un largo etcétera. La incapacidad de interpelar al otro con el discurso de derechos deviene en odio tan rápidamente como cuando el “otro” capta que quien habla de derechos es un privilegiado. El problema de la dialéctica entre derechos y privilegios es bien complejo y requiere un enfoqué conceptual e histórico (https://revistalaisla.com.ar/estado-derecho-y-privilegio/). A los efectos de estas reflexiones, el hecho de que el enunciado positivo acerca de los derechos salga de la boca de un privilegiado debería invitarnos a reflexionar. No solo porque permite entender porqué ese discurso no hace mecha en la población e incluso genera lo contrario, sino por que abre el lugar a la crítica. ¿Tan seguros estamos —nosotros hombres hetero cis, blancos, capitalinos y bien educados— sobre las bondades que los derechos tienen sobre los “otros” o no será acaso que, inconscientemente, hablar de los derechos no hace más que tapar, naturalizar y perpetuar nuestros propios privilegios? Sea como sea, lo que es claro es que la consigna “más y mejores derechos” no tiene efecto real sobre la población ¿o a alguien le cambio la vida la ley de teletrabajo? El problema es que el progresismo y hasta la izquierda, en la medida en que se insertan en esta arena/telaraña democrática representativa, quedan insertos en la lógica estatal del derecho ¿o los legisladores no sancionan leyes y el ejecutivo las ejecuta? La inserción irreflexiva en este medio termina deviniendo en un hiato cada vez más grande entre la vida de la gente y la “casta” política. Esto no quiere decir que la sanción de leyes progresivas no sea o pueda ser importante sino que, concretamente, cada vez tiene menos efectos sobre la vida de la gente. Mientras Massa sube el piso de ganancias y se dan acaloradas discusiones en los estudios de tv sobre la reforma laboral, la reforma laboral ya está en la calle todos los días delante de tu cara cada vez que un pibe de Rappi te trae algo a tu casa o te empaquetan en un depósito insalubre un pedido de mercado libre. Se ensancha otra vez el abismo entre la política y la población.
  5. Frente al Estado, Milei antepone al Mercado ¿qué hace el progresismo? Rescata el lugar del Estado como “garante de derechos”, “contrapeso necesario” entre los fuertes y débiles y bla, bla, bla. La realidad es que todos los días los fuertes le ganan a los débiles, los pobres se matan entre pobres (policía incluida) y el capital concentrado construye torres en CABA y el resto la fuga a paraísos fiscales. La realidad es que los sectores humildes tienen que ir al hospital a hacer cola a la madrugada para conseguir un turno para dentro de tres meses. Poco favor le hacemos al Estado haciendo de cuenta que anda fenómeno. Además —y este es el punto central— la respuesta no debería ser reafirmar la antítesis Mercado- Estado solo que esta vez del lado del segundo. Más bien, habría que mostrar la relación indisoluble entre mercado y Estado ¿o quién construye los caminos, pone en movimiento los ferrocarriles, desarrolla los gasoductos y toda otra serie de infraestructuras que permiten el desarrollo del mercado? ¿o quién sale a rescatar a los grandes bancos cuando ocurren las crisis financieras? ¿o quién, mediante el acuerdo con el FMI, se encargó de que los capitales financieros internacionales y los grupos económicos locales dolarizaran las pingues ganancias que hicieron con el carry trade macrista? ¿o quién es el garante del intercambio mercantil, es decir, entre propietarios libres e iguales donde cada uno enajena sus mercancías para conseguir otras a cambio? Sin Estado no hay mercado posible, tanto desde un punto de vista histórico como lógico.
  6. El voto a Milei no es un voto consolidado, todos los votos que se fueron de Unión por la Patria podrían volver. El problemita, nada menor, es que el candidato de UP es el ministro de economía ¿quién fue el genio al que se le ocurrió semejante barbaridad? ¿qué pasó que en 16 provincias ganó Milei siendo que muchas de ellas pusieron el grito en el cielo por Massa como candidato “único”? ¿dónde estuvieron las estructuras partidarias provinciales del PJ? ¿será que es pura mitología o que no las pusieron en marcha o, simplemente, un poco y un poco? ¿Dónde está el genio/a que le dio bola a los gobernadores cuando la mayoría de ellos desdoblaron las elecciones? ¿qué van a decir ahora de la interna con Grabois como pianta votos o, incluso, de las internas en Hurlingham y La Matanza, donde los votos sumados superaron por mucho a los que saco Kicillof?
  7. Así y todo, en UP deberían festejar que aún están en carrera y que tienen altas chances de llegar al ballotage. Es prácticamente un milagro que deberían agradecer tanto a JC como a la Libertad Avanza. Mientras se daban discusiones de palacete y situaciones realmente desagradables cuando la definición del candidato de UP, Juntos por el Cambio no se quedaba ni quedó atrás (sino fíjense el ninguneo de Macri a Rodríguez Larreta de ayer). Esto, obviamente no hizo más que alimentar el odio a la “casta”. JC es el verdadero derrotado, Bullrich va a sufrir deserciones del voto de Larreta y, al mismo tiempo, muy probablemente pierda votos a manos de Milei. Con manotear alguito del voto del dolape y del empleado cordobés de Macri, a Massa le alcanza para llegar al Ballotage. Después, el resultado en segunda vuelta va a depender de que haga con la gestión económica de acá en más y de que Milei no se tire algún tiro en el pie.
  8. Por último, y no por eso menos trágico, en el hipotético caso de que Massa sea el próximo presidente, frente a una lucha electoral previa con Milei, cuál pude llegar a ser el cariz del gobierno massista ¿no es una situación ideal para poner en acción los sueños húmedos neomenemistas del habitué de la embajada?

2 COMENTARIOS

  1. Guido
    Que bien escrito y que cierto, tremendamente cierto. Y todo con un toque de humor!!!!!

    Te felicito

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