Hace tiempo que perdí la esperanza de identificarme con algo, de decir “yo soy X”. Parece el planteo de un adolescente, muy probablemente sea el planteo que hacía cuando adolescente. Supongo que son cosas que me puedo seguir preguntando porque no estoy ocupado limpiando el culo de un nene y cambiándole el pañal. En realidad me contradigo, esa pregunta me la hago porque todavía estoy en busca de la respuesta. Es decir, no perdí la esperanza. Mi cabeza razona de la siguiente forma:
“Nunca vas a ser ninguna de las opciones que el mundo te ofrece, opciones que implican vivir, pagar las cuentas, la comida y otras cosas” Mi cabeza continúa:
“Pero sí, tenés que buscar algo que se asemeje lo máximo posible a lo que te gustaría, algo que achique el espacio de la dualidad con la que convivís casi desde que tenés uso de razón”
En eso estuve y en eso estoy.
2017, crisis laboral, de repente tengo como 40 personas a cargo, soy coordinador en un programa del Ministerio de Salud que, legal y formalmente, ya no existe. Aunque en los hechos sí, coordino promotores de salud que todos los días tienen territorio. Todos sus problemas de turnos médicos, niñes enfermos, peleas entre ellos, trenes y colectivos que no pasan y hasta cortes de luz que no les permiten cargar el celular y poner una alarma para levantarse… todo eso sobre mis espaldas. No soy un “jefe” h de p, no vine al mundo para eso, así que los banco, me peleo si hace falta, pero el tema no pasa a mayores. Así vivo en el 2017, fines de semana teniendo que responder a algún hijo de puta de arriba, haciendo informes de caca donde maquillo y guitarreo un poco. Y encima por dos pesos con cincuenta.
Un día, tal como el tema de Talking Heads, me pregunté:
“Well, how did I get here?”
Me corro de la coordinación, me peleo con mi jefe directo y me quedo laburando en el mismo lugar como uno más porque si la vamos a hacer, hagámosla bien. Me regocijo pensándome como un jugador de toda la cancha, demostrando en carne propia que el respeto no tiene nada que ver con el cargo. Aunque desde el principio sé que va a ser difícil, siempre la realidad es mucho más contundente que la idea que uno puede llegar a hacerse. El futuro siempre tiene la forma de una foto, incluso cuando la apertura de diafragma o la velocidad de la obturación te permite captar el movimiento. El presente es procesual y a eso no hay forma de anticiparse.
Al mismo tiempo, chau banda, hacemos un disco y nos separamos. La verdad es que eso no iba para ningún lado, un solo tipo remando (yo) y los otros disfrutando del paisaje o mirando el celular. Me declaro oficialmente un músico abandonado por la música.
Punto final a todo y entonces comienza a germinar lo de volver a estudiar. Al año me recibo de sociólogo y cinco años más tarde ¡pum! Becario en la Universidad Nacional de Quilmes. Un año después, becario Conicet. La pensé, y si bien salió más tarde de lo que esperaba, las cosas se terminaron dando y heme aquí.
Voy por mi tercer tema de tesis. El primero duró algo así como un año y medio y un director en el camino. El segundo habrán sido cuatro meses. A principios de la semana pasada mi director me recomienda cambiar el tema porque al volverme cada vez más crítico del marco teórico que se suponía iba a terminar aplicando, voy derecho a una tesis teórica y la contribución que se supone que debo hacer es mucho más compleja y bla bla bla. Ojo, probablemente tenga razón: hay un esquema, hay objetivos, hay hipótesis… hay que adaptarse.
Me enojo, me entristezco y hasta termino enfermo. Yo que atravesé cuanta situación de mierda en mi vida laboral, me dicen que tengo que cambiar el tema y se me chifla el moño completamente.
Otra vez: sabía de antemano que iba a tener que fumarme bocha de burocracia y formalismo. Pero era una foto, cuando todo entra en movimiento, uno también se mueve.
Además, no vengo de una familia de académicos. Sí de profesionales. Ir a la facultad para mi fue algo de lo más normal, formar un punto de vista del ser universitario no me costó nada. Y posicionarse es siempre diferenciarse, en eso consiste. En el mundo académico me cuesta mucho más, solo me puedo agarrar de mi cerebro ultra crítico. Percibirse y que te perciban en una posición me es más incómodo, estoy agarrándole la mano de a poco a todo el aspecto de “pasillo” en el mundo académico.
Hace dos días que ya tengo un tema de tesis nuevo. Después de idas y vueltas, llegamos a un acuerdo sobre un tópico que me satisface bastante y a mi director también le cierra. Esperemos que dure. Igualmente, ya caí en la realidad de que estudiar lo que se dice “estudiar lo que quiero”, eso para la tesis doctoral no va a pasar. Empezando porque mis inquietudes son como una nebulosa teórica, continuando con que no me siento economista ni tampoco sociólogo. Estoy lisa y llanamente condenado a ser un outsider, algo así como un cientista social con panorama filosófico. Por eso me sienta tan bien Marx quien creó una disciplina que no es ni filosofía, ni economía, ni sociología. O todo a la vez. Otra de sus hazañas.
Como me gusta decir, soy mi propio superhéroe. Es la 1 am y estoy disfrazado de Batman.