Entre el ilusionismo y la imaginación dispuesta al futuro

¿Qué es el futuro? Este concepto perturba, confunde, convoca y entusiasma. Futuro puede ser la palabra de la promesa y de la decepción. Futuro es también la clave de una construcción colectiva necesaria e irrenunciable. Asumir el riesgo de evocar el concepto y apostar a acciones concretas que nos permitan crear las condiciones de vida a la medida de lo humano implica entendimiento, imaginación y cuerpo. Esta tríada que apela a la función política de la palabra, no es la prerrogativa de la élite que ejerce cargos públicos en la política. Es un bien común de las comunidades. A partir de la lectura de la serie de documentos publicados por el grupo de intelectuales Espacio Carta Abierta, que se propuso integrar entendimiento y acción, imaginación y crítica, me propongo bucear en la deriva de los tiempos para observar las evocaciones de la palabra futuro.

Entre 2008 y 2019, el colectivo Espacio Carta Abierta se constituyó como actor social y desplegó su rol político y cultural con una serie de cartas que dan cuenta de los debates públicos en la Argentina de esos años. Con más interrogantes que certezas, invito a repensar los límites y las posibilidades de la temporalidad en la política y en el lenguaje. Si la matriz de pasado, presente y futuro se expresa en una misma sintaxis, las cartas intentan cifrarla, como estrategia política para intervenir en la trama social y cultural (a veces en la euforia y otras en el desencanto). Releerlas es una oportunidad para cuestionar los modos en los que el lenguaje modula la percepción del tiempo y sus horizontes de posibilidades. Algunas de estas ideas son parte de las investigaciones para la tesis Cartas abiertas, intelectualidad y espacio público (Argentina, 2008-2019) dirigida por la Dra. Gabriela García Cedro y desarrollada en el marco del Doctorado en Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).

Género epistolar y espacio público

Relaciones peligrosas es una novela del siglo XVIII escrita a través de epístolas. Algo me dice, pues, esta cuestión de las cartas.

Horacio González

La carta constituye un dispositivo textual culturalmente reconocible cuya función principal es la comunicación entre el emisor (que la redacta y envía) y el destinatario. Integra lo que se da en llamar género epistolar en tanto que se identifica con un tipo relativamente estable de formas lingüísticas utilizadas con un determinado objetivo comunicativo. Una configuración específica de este género discursivo es la carta abierta, elegida por una tradición intelectual que desde el siglo XIX[1] la emplea como instrumento de intervención sobre la esfera pública para representar en el lenguaje un posicionamiento político.

Las cartas de Espacio Carta Abierta circularon en distintos medios digitales del país y del exterior entre 2008 y 2019 como construcciones colectivas. No sólo se dirigían a un público múltiple, sino que la responsabilidad del emisor involucró una ambigüedad producto del carácter intersubjetivo de las condiciones de su producción. Redactadas muchas veces colectivamente[2], resultan de un proceso complejo en el cual la escritura es una fuente de transformación y el lenguaje, el espacio de legitimación de una convergencia. La experiencia de la escritura se postula como un ejercicio político en el que órganos como la Asamblea y la Coordinación promueven instancias de movilización discursiva. Estas instancias, y las discursividades que suscitan, implican confrontaciones, acuerdos, adhesiones, negociaciones. El diagnóstico metalingüístico de la realidad ya aparece modelado y mediado por la relación con el lenguaje y la escritura. El documento en este contexto constituye la estructuración textual y simbólica de un grupo social que busca actuar de manera conjunta. Este posicionamiento no está exento de tensiones y contradicciones en los diferentes espacios de participación e intervención: académicos, de militancia, mediáticos, por enumerar sólo algunos ejemplos.

Las tensiones entre lo público y lo privado, entre la igualdad y el prestigio, entre lo individual y lo colectivo, entre la autoridad y la masividad (Baert y Booth, 2012; Biota, 2019) se materializan en el texto escrito. La noción de identidad y de autoría o autoridad en el texto se vuelve elusiva; las cartas se convierten en el espacio de legitimación y autoconstrucción del colectivo social y esto involucra también el recorte de interlocutores que se identifican entre referentes de la política, actores externos y la ciudadanía. Este fenómeno se manifiesta no sólo como procedimiento lógico deducible de los rasgos lingüísticos del texto escrito (en términos estilísticos, sintácticos y temáticos), sino como necesidad social (pragmática) de restituir un sujeto identificable, que refiere a actores sociales y clases en el campo de intervención. La lectura conduce inexorablemente a una reflexión sobre el ejercicio de la escritura, y sobre los nudos con que el lenguaje establece una relación con lo social en el tiempo y el espacio.

El uso político de la palabra, como gesto que implica acción en el mundo, penetra los espacios discursivos y tiñe los textos de potencialidad transformadora. Los textos de Espacio Carta Abierta refractan un momento determinado de la historia argentina, y configuran un entramado de intercambios sociales y discursivos. El fenómeno Carta Abierta puede abordarse a la luz de la teoría del posicionamiento y de los estudios del lenguaje con el objeto de analizar las proyecciones que éstas suscitan como intervenciones públicas para pensar el tiempo.

Si la carta es un dispositivo del pasado, un constructo que parece desacreditado en la era del blog, la síntesis rápida de Twitter o la visualidad audioperceptiva de Tik Tok, ¿por qué postularlo como un objeto válido para el análisis en un ensayo sobre el futuro? Acaso sea este anacronismo lo que las vuelva enigmáticas y funcionales en un siglo que a veces pareciera querer eliminar la densidad de los acontecimientos presentes, trocarlos por una ilusoria masa de bits de colores, sin análisis y contra toda interpretación. ¿Pero es posible ver sin interpretar?

Ilusión, imaginación y política

Espacio Carta Abierta surgió en mayo de 2008 y su primera aparición pública se plasmó en un documento dirigido a la sociedad, en el cual los integrantes enunciaban una toma de posición polémica respecto de las presiones ejercidas por el sector del agronegocio (https://revistalaisla.com.ar//intelectualidad-y-conflicto-con-el-agro/). Las preocupaciones de las tres primeras cartas giran en torno de la construcción de un espacio simbólico y buscan caracterizar las estrategias discursivas de la nueva derecha. El denominado conflicto del campo, producido entre marzo y julio de ese año movilizó a la sociedad y ocasionó que un grupo importante de personas que se mantenía al margen de expresar una posición política se manifestara a favor o en contra del Gobierno y el sector del agro.

Después de cuatro meses de debate, con un proyecto de ley que pasó la cámara baja y obtuvo un empate en el Senado, el 17 de julio de 2008 el entonces vicepresidente Julio Cobos vetó la ley. En este contexto, Espacio Carta Abierta se consolidó como un actor social cuyas intervenciones promovieron la toma de conciencia sobre procesos de la realidad política, social y cultural, definiendo en un tono reflexivo los aspectos que definen dos modelos que, según la lectura del colectivo, se disputan la hegemonía.

Ante el ascenso del macrismo en la Ciudad de Buenos Aires, la Carta Abierta/9 marca el inicio de una radicalización. Las intervenciones del colectivo reciben mayor cobertura, no sólo en los medios afines sino especialmente en los medios adversarios. Durante este período se el colectivo profundiza la crítica a la nueva derecha y la denuncia al carácter destituyente o golpista de esta fuerza social, un concepto que se fue resignificando a lo largo de los años y que mostró elocuentemente su sentido real con el golpe a Evo Morales en Bolivia en noviembre de 2019.

Las últimas cartas expresan la oposición a las políticas de Cambiemos, y están atravesadas por las denuncias contra el macrismo y el apoyo a la candidatura de Aníbal Fernández y Cristina Fernández. Se escriben en un contexto adverso con el fin de resistir la ofensiva política y el avance neoliberal, que golpeó a sectores populares, de la cultura, las artes y las ciencias.

La apuesta de las cartas abiertas tiene sus limitaciones. Los detractores se ocuparon de criticar al colectivo de intelectuales, estigmatizándolo por su barroquismo. Con escéptico humor, David Viñas (2000) sintetiza la frustrada aventura de las cartas abiertas y solicitadas en el siguiente párrafo:

Otra apuesta paralela y de entonación menos abrupta que el tiranicidio es la que hemos practicado quienes tenemos el privilegio de la escritura: acumular denuncias, poemas, grafitis, anónimos, maldiciones y ensayos más o menos lúcidos y de relativa eficacia. Las solicitadas, se sabe, son un género virtuoso, efímero y muy caro.

Esta relativización del alcance de las cartas abiertas como género y de su utilización por parte de una intelectualidad que por momentos aparece como una figura anacrónica y en ocaso, sin embargo refracta una semilla de radicalización. Siguiendo a Viñas, las cartas abiertas sirven para agitar y visibilizar los problemas sociales, ”no dejarlos caer en el olvido ni en cristales, ayudar a través de la palabra a rescatar humillaciones o confinados”. Pareciera necesario preservar para el futuro esta obstinación por la construcción discursiva contra el ocultamiento que ejerce el poder concentrado, en la era de las comunicaciones globales.

Hermenéutica en el capitalismo neoliberal

¿Por qué es necesaria una hermenéutica? ¿Qué implica postular una interpretación? Si hay interpretación, hay punto de vista. Si hay punto de vista, hay un ejercicio de mirar. La capacidad de mirar los acontecimientos y dotarlos de sentido da la posibilidad de elegir entre rumbos de acción. Saber cuáles son nuestras convicciones y ver que se traducen en conquistas sociales si se colectivizan es radicalizar el punto de vista en un contexto de reticencias y desmovilizaciones. Para los cartistas “no se puede destruir un colectivo social con convicciones afirmadas en realizaciones palpables” (Carta Abierta/21). Esta declaración de junio de 2016 puede resultar significativa en este presente. ¿Cuáles son las convicciones que nos permiten construir un punto de vista articulado frente a la deriva informacional del capitalismo neolileral. En un lenguaje que da cuenta de la complejidad de lo social y lo político, el colectivo fue configurando una hermenéutica con las tradiciones del pasado que puede servirnos para avizorar los horizontes de lo futuro.

Una de las claves de la hermenéutica cartista tiene que ver con la constatación de que existe un clima cultural que hace necesario redoblar los esfuerzos, recuperar las experiencias históricas más ricas y acudir a la invención para restablecer los lazos entre intelectuales y sectores populares. En la Carta Abierta/6, sostuvieron:

Las diversas tradiciones ideológicas que han puesto el acento en lo popular y sus potencias tienen ante sí un desafío mayúsculo: el de considerar su confluencia sin exclusiones, su situación sin mezquindades y el futuro con inédita imaginación.

Este clima cultural reclama un trabajo específico intelectual que implica hacer ejercicio vivo de la palabra, conquistar el espacio del lenguaje y reinventarlo frente a la circulación masiva de mensajes que producen vicios sobre la percepción e inhiben la capacidad de disputar la significación y la vitalidad de los objetos de la política en clave popular, tal como plantearon en la Carta Abierta/7:

Pero sólo es posible iluminarla si nos sustraemos de lo más evidente de esa temporalidad. Si nos tomamos un tiempo capaz de vivirse en su maceración pasada, en la vivencia de lo heredado, pero también con una imaginación dispuesta al futuro. Hacer propio el tiempo es tan necesario como hacer aquello que ya hicimos, y en esta Carta insistimos: hacer ejercicio vivo de la palabra, juego activo con la lengua, afectuoso encuentro con sus potencias. Este ciclo que vivimos necesita replantear y fortalecer la línea persistente, pero quebradiza, de la autonomía social y popular. Se trata de hablar distinto del hablar de los medios de comunicación masivos. Distingamos nuestras urgencias de las suyas; pensemos nuestros proyectos sin sus ataduras. La coyuntura nos merece como mujeres y hombres no sometidos a sus coacciones evidentes. La crítica a los medios de comunicación es la necesaria crítica a la razón de la época y sus enseñanzas son materias reconstructivas de la comunicación tecnológica y humana. Sin ahondar en su poderosa significación, en su capacidad para crear sentido común y articular los lenguajes de las derechas contemporáneas resultará muy difícil dar la batalla cultural indispensable, esa que nos permita disputar los relatos de la patria.

Si el futuro está en disputa, esta batalla no puede darse si no se conquistan los medios para producir un pensar crítico (Carta Abierta/7):

La política es una apuesta sobre el tiempo que vivimos y el tiempo que adviene. No debe quedar encallada en la nostalgia de un pasado irreversiblemente ido ni en un posibilismo incapaz de escapar a su propia orfandad de futuro. Es así que son necesarias imaginativas movilizaciones en la ciudad y en la mente colectiva dispuesta a la aventura del pensar crítico. Un hito legal se ha instituido: la ley de servicios audiovisuales. Ahora, precisamos canales mediáticos de expresión renovada, poéticas comunicacionales y a la vez un nuevo rigor en la información que recree la objetividad pública de las noticias. Un país no puede vivir facciosamente todos los años de su historia, pues para atrás, no sabrá interpretar su linaje, y hacia delante, se deshace.

¿Habrá futuro para el capitalismo? ¿Habrá futuro para la humanidad? ¿El anarcocapitalismo conducirá a la barbarie? Estas son las preguntas de la Carta Abierta/11, Carta de la Igualdad. En la Carta Abierta/12, La Diferencia, postulan la decadencia del sistema capitalista que propone a los pueblos el canje de su futuro por burbujas e ilusiones:

Vaya paradoja de nuestros tiempos, reminiscentes como siempre de otros que se presenciaron en el pasado, y que sólo divergen de estos porque la astucia de la historia ha cambiado uno o dos nombres propios; los voceros de esa Europa que parecía ilustrada e inclusiva, cuna de todas las artes y las ciencias y de toda protección social, no trepidan en calificar de populistas a gobiernos democráticos latinoamericanos que han vuelto sus miradas a procederes más ajustados a los deseos y necesidades de sus pueblos. He aquí que si el voto en Latinoamérica y el Caribe está menos “bancarizado” y responde más aproximadamente a lo que necesitan sus indigentes y sus pobres, si crea trabajo en lugar de destruirlo, si sus empresas son más controladas por los Estados y los créditos bancarios se inclinan hacia los pequeños y medianos emprendimientos en lugar de como siempre, a oligo y monopolios, es porque los acogió el demonio. Pero el pacto con el diablo, gran fábula literaria de todos los pueblos, y que diera tanto en Europa como en Latinoamérica obras literarias ejemplares, desde Goethe hasta Guimaraes Rosa, puede interpretarse hoy como una nueva alianza entre ejércitos tecnológicos y tecnologías financieras, la que usurpando la libre decisión de los pueblos, da curso a una nueva camada de administradores de emergencia que suponen que las poblaciones agredidas canjearán su futuro entrando en las nuevas burbujas del ilusionismo en el nombre de lo que ya no puede pensarse a sí mismo: el capitalismo mundial, en todos sus aspectos.

El tópico se sostiene en la Carta Abierta/21, Dar Testimonio:

Ese diluido futuro en que se “va a estar mejor” pero ajustando salarios, reventando cuadros tarifarios en los servicios y, en otro plano fundamental, desmontando las implementaciones vinculadas a la soberanía tecnológica del país. Por eso, la asombrosa vaguedad e impudor de esos juramentos de pronto bienestar, parte de un nuevo marketing extravagante.

Con estas citas, se puede hacer una caracterización de los espacios futuros en disputa. Por un lado, el ilusionismo empleado para someter y empobrecer los horizontes de lo popular. Por el otro, una imaginación dispuesta a pensar el tiempo histórico como lenguaje y recobrar la noción de futuro como posibilidad palpable de emancipación. Esto exige un compromiso colectivo con las discursividades en el presente. Este compromiso no puede eludir la construcción de una temporalidad que se sumerge en los vestigios del pasado para provocar un pensamiento nuevo, una pulsión de creatividad que entraña saberes y prácticas que sacudan los mimetismos y las categorías impuestas bajo ilusorios ropajes de novedad.

El lenguaje del futuro asume la pregunta por la identidad de lo humano, del entorno, del reconocimiento y el cuidado, fuera de los imperativos del opresor. Un lenguaje que revele en lo futuro no sólo lo que se buscaba ni lo que el poder de lo reproducido ya había preparado que descubriéramos. El tiempo nuevo y su lenguaje, su invención, sólo será posible apelando a la creatividad y al goce, en el barro mismo de la humanidad.

Ilustración: Emiliano Trevissoi https://www.instagram.com/emiliano_trevissoi/ Montaje: Carlos Lescano https://twitter.com/LescanoCarlosD

Selección de cartas

Carta Abierta/1. Como en otras circunstancias de nuestra crónica contemporánea (2008, 15 de mayo).  Página/12. Recuperado de: https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-104188-2008-05-15.html

Carta Abierta/6. En la esquina de Defensa e Independencia (2009, 20 de agosto). Página/12. Recuperado de: https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-130270-2009-08-20.html

Carta Abierta/7. Declaración de la Pirámide de Mayo o El tiempo que viene (2009, 22 de diciembre). Página/12. Recuperado de: https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-137438-2009-12-22.html

Carta Abierta/11. Carta de la igualdad (2011, 29 de diciembre). Página/12. Recuperado de: https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-184382-2011-12-29.html

Carta Abierta/12. La diferencia (2012, 25 de agosto). Página/12. Recuperado de:  https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-201848-2012-08-25.html

Carta Abierta/21. Dar testimonio (2016, 27 de junio). Página/12. Recuperado de: https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-302731-2016-06-27.html 

Bibliografía

Baert, Patrick y Booth, Josh (2012). “Tensions within the public intellectual: political interventions from Dreyfus to the new social media”. En International Journal of Politics, Culture, and Society Vol. 25, No. 4, Public Intellectuals (December 2012), pp. 111-126. Recuperado de: https://docs.google.com/document/d/1W9iRmdP8jox6aAsld3rTgGSLqmULOW1KSkDNUkm26j8/edit#bookmark=id.30j0zll

Biota, M. (2020). Intelectuales en la prensa: polémica, antagonismo, ¿y polifonía? (Argentina, 2019). Divulgatio. Perfiles académicos de posgrado; 4(13), 41-57. Recuperado de http://revistadivulgatio.web.unq.edu.ar/entradas-ejemplares/intelectuales-en-la-prensa-polemica-antagonismo-y-polifonia-argentina-2019/

Viñas, D. (2000). Menemato y otros suburbios. Buenos Aires: Adriana Hidalgo.


[1] Podría especularse una tradición más antigua de las cartas, que se remonta al Antiguo Egipto y a la Grecia clásica. Esto refuerza la asociación entre el género y la cultura letrada de una élite. Podría ser interesante trazar un recorrido histórico que vincule las especificidades del género en términos del acceso a la cultura de los sectores populares con las políticas de ampliación de la enseñanza pública a partir de fines del siglo XIX.

[2] Entre 2008 y 2015, Espacio Carta Abierta escribió veintiocho documentos. La metodología de escritura no fue la misma para todas las cartas, pero al menos las primeras se producían en dos etapas. La primera implicaba un trabajo conjunto en Asamblea; el método utilizado era la conversación y se trabajaba por temas. Después alguno de los integrantes de la Coordinación se encargaba de presentar un borrador. Al menos en las primeras cartas, lo escrito era representativo de las reflexiones que se daban en el contexto de las reuniones y las Asambleas. Fuente: entrevista a Rodolfo Hamawi, Rodolfo Hamawi, decano del Departamento de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) y exdirector nacional de Industrias Culturales, realizada el 5 de marzo de 2020 en el bar porteño El Federal, fechada como última entrevista presencial antes de que se declararan las medidas preventivas de aislamiento social por la pandemia en Argentina.