Yo sigo en esta ola de reflexiones que me acontecen…
Esta vez me la agarré con los vínculos, cómo se fueron modificando en este momento de quedarse en casa y cuidarse a une misme para cuidar también a otres.
Y lo que en este tiempo me resuena es cómo estamos aprendiendo a socializar y acompañarnos en este corte… en la otra parte escribí sobre el no-corte y parte del corte que se necesita para renovar energías, es lo social…
Al inicio de esta pandemia y, más que nada, desde el aislamiento, me sorprendió el lazo que se mantenía desde Instagram, de la mano de diferentes desafíos (coreo a cumplir, anécdotas con fotos, etc.), la cuota de contacto con otres y lo importante de tener algo que hacer.
Me puse a pensar esto al principio y sobre todo en gente que la pasaba sola y de repente se le corta todo lo relacionado a estar con gente y, si bien en algún momento envidio ese “estar sola, sin demandas”, también se me ocurre pensar en esa gente que de repente NADA, cómo puede carburar la cabeza el no tener obligaciones de ningún tipo (por ahí los primeros 3 días es una fiesta –tipo vacaciones– pero qué necesario es tener contacto con el exterior, con otres…)
También vi muy modificada mi rutina social, el hecho de poder laburar desde casa, si bien al principio, fue frenado hasta que logramos organizar las sesiones virtuales y demás cosas que había que adaptar; el vínculo con amigues, también fue pausado –compartiendo alguna que otra actividad, comida, desafío para hacer– y el extrañarnos tanto hizo que lo sumáramos a la virtualidad, de ahí salieron el “viernes con vinito y amigas”, “sábado por la tarde con mate, pantalla y charla de la buena”. Y el hecho de tener menos tiempo (porque el tener que volver a entrar a la reunión cada 40 minutos o que se cuelgue, caiga la conexión) hacen que los encuentros –y esto hablando por mi– los aproveché para saber del otro y extrañar menos, charlar de pavadas, de cosas serias y reír mucho mucho… mientras escribo estas líneas me pregunto, ¿no deberían ser así también los encuentros presenciales? Y a veces no; ¿cuántas veces se arman debates pavos y peleas que no suman en el encuentro?
El pasar de encuentros cara a cara a poner el cuerpo desde otras formas también lleva a modificar la calidad de esos encuentros ¿A mi sola me pasa?
Los cumples ya son zoomples
En esta casa le tocó a Julito estrenar los 5, y también a nosotres hacer malabares para que sea un día súper distinto en un abril en donde estaba todo iniciando. A Bruna también, y ya en sus 2 años tuvo más zoomples que al contarle que alguien cumple, lo primero que pregunta es “¿en la compu?”
De familia ampliada vamos 9 y contando… El hecho de vernos puede más que todo el caos que se forma en esos encuentros en donde nadie habla con nadie y todos hablan al mismo tiempo, pero son tan necesarios el cantito, la torta y el brindis a la distancia, y esto también forma parte del extrañarnos.
Besos por celular son los que desde hace mas de 180 días vamos enviando entre los seres queridos en la rutina que acompañamos.
Los cumples pasaron a zoomples, el encuadre terapéutico se trata de armar por medio de la pantalla…Y los costos de estas formas también ¿no? Largos días de odiar la tecnología, el quedar pasada de estimulación neuronal por todo el día laburando vía streaming pero te armás encuentros para descomprimir la semana… vía virtual, ufff
Todo este momento también conlleva que algunos vínculos se pongan en pausa… o por diferentes rutinas y horarios a manejar, o por algún descreimiento en la virtualidad (y esto me pasó tanto en el ámbito laboral, como en el social).
Y también, y esto es para pensar, hay algunas familias en las que súper sumó el detener obligaciones, reordenarse y armar nuevas formas. Dentro de lo que puedo acompañar a familias con niñes con discapacidad, frenar calendario plagado de distintas terapias y pocos tiempos de vínculo familiar, colaboró para un reconocer a les niñes (un poco reflexioné sobre eso en la nota anterior y da para una sólo de ese tema).
Y también el entender que por más contacto virtual y clases o terapias vía pantalla se puedan implementar, el cara a cara y el vínculo estrecho es el que hace la diferencia, por ahí por eso, hoy después de más de 185 días, me sigo convenciendo que somos seres sociales y que la salida de las cosas vivenciadas son armando redes y haciéndolo todes juntes.
No sé por qué tengo la idea desde el inicio de la cuarentena, que de ésta salimos fortalecidxs, y esto también tiene que ver con los vínculos, la ola de aprendizajes que estamos adquiriendo como el “parar la moto”, reacomodar rutinas, aprender estar en casa todo el día –con todo lo que eso implica– y también el re-vincularse con les otres con este distanciamiento que estamos vivenciando. Fortalecidxs en conocimiento, en encuentros positivos, en parar la pelota y aprender a vincularnos de otra forma.
Quedará para el momento en que de a poco podamos juntarnos, el evaluar qué de lo adquirido permanece de este gran momento de stop, y por ahora sólo pensar ideas para que lo positivo permanezca y lo negativo quede en el 2020.